martes, 7 de julio de 2009

3. Depresión

Al llegar a México seguía pensando en cómo podría verlo más seguido, era casi imposible, Andrés no tenía coche, a mi me faltaban tres largos meses para sacar mi permiso y estaba totalmente segura de que no me llevarían a diario a Querétaro
-Lo siento mucho- susurro Judy en cuanto me vio dándome a la vez un gran abrazo que en estos momentos me hacía mucha falta, necesitaba urgentemente levantarme el ánimo, tal vez alguien me podría acompañar de compras, un rato solo para chicas, llegando a casa arreglaría eso, pensándolo bien, lo mejor sería encerrarme en mi cuarto y hallarle una solución a todo esto.
Aunque Judy me caía muy bien solo podía verla como la asistente de “papá”, más bien era mi asistente, me llevaba y traía a todas partes, me ayudaba con proyectos, me daba consejos y también le decía a papá todo lo que yo no quería decirle. Consideraría visitar a Hallie mañana para levantarme el ánimo. Pero ahora solo quería llegar a mi cuarto.
Una vez a en mi habitación me dirigí inmediatamente a mi armario y no salí de el hasta el amanecer con los ojos completamente secos por todas las lagrimas derramadas.
Debía hacer algo, no podía estar de un lado para el otro como un muerto, tenía que haber otras cosas que hacer, tenía que salir y tratar de componerme para que no se notara tanto mi depresión. Llamaría a Hallie, ella me comprendería, o al menos lo trataría, la conocía perfectamente y sabía que me apoyaría con cualquier locura que quisiera. Por desgracia Hallie estaba ocupada cuidando a sus dos hermanitos pequeños: Jack y Molly, aunque podía acompañarla pero no sería lo mismo, yo no sería capaz de hablar sobre él mientras dos pequeños estuvieran presentes.
Ya era lunes, el primer lunes del verano, no tenía otra cosa que hacer más que volver al armario, pero no podía hacer eso de nuevo, me dejaba agotada. Decidí irme a mi salita para dedicarme un poco a mis pinturas, agarre mi pincel favorito, le puse azul marino encima y empecé a pintar. Se hizo de noche pero no me importo, estaba descargando todo lo que sentía en ese lienzo, formando un mar. Después de agotadores días, de comer y dormir poco y solo cuando era realmente necesario, lo acabe, me fui a dormir sin siquiera mirar mi obra, eran la tres de la madrugada, me había llevado tres días enteros en terminarlo y estaba cansada.

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