domingo, 27 de septiembre de 2009

21. Lluvia

Brrrr… brrrr…
Mi teléfono vibraba con tal frenesí que me desperté de un solo jalón para apagarlo.
-No puede ser- me quejé en cuanto vi la hora; las tres de la mañana- ahh,, ¡A quien se le ocurre llamar a estas horas!
Estaba tan atolondrada que conteste sin saber quién era.
-Bueno- respondí con un bostezo
-Estimado cliente; nos da gusto anunciarle que hemos mejorado nuestros servicios…
Colgué de inmediato; quería dormir, apagué mi celular y justo cuando me disponía a dormir escuche un trueno.
-Genial- repuse sin ánimos- esto no me va a dejar dormir otra vez
Sabía que regresar a los brazos de Morfeo era casi imposible así que fui a ver si Aly no se había despertado por la lluvia.
A mitad del pasillo sonó bruscamente otro trueno seguido de un apagón de luces.
-de acuerdo- susurre sarcásticamente
Alyssa se había despertado y estaba a punto de echarse a llorar cuando entre a su habitación.
-¿Nena?- pregunté nerviosa entre la obscuridad- ¿Estás bien?
Asintió con la cabeza y se acurrucó en mis brazos.
-Ya, todo está bien chiquita- dije en un intento de tranquilizarla- ven vamos por una lámpara.
-Tengo miedo- murmuro entre sollozos.
-No hay nada de que asustarse, solo es… agua.
-Ujum- respondió mientras se limpiaba las lágrimas con su pequeño puño.
Fuimos a mi “cuarto” en búsqueda de la luz que tenía incluida mi celular.
-Listo nena ya tenemos luz- susurré
No me había dado cuenta, hasta ese momento, de que Alyssa se había quedado tiernamente dormida en mis brazos, agarré la cobija que estaba en la cama, la envolví y la dejé en ella.
-¿y ahora?- me pregunte a mi misma aunque internamente ya sabía la respuesta.
Fui al cuarto de Meg, quité el edredón de la cama, cosa que me tomó varios intentos y regresé al cuarto.
-Buenas noches- le dije a mi hermanita mientras me acostaba a su lado.
Cuando estaba a punto de dormirme nuevamente me sorprendió un cálido roce proveniente de la mano de Aly que agarraba, ahora casi con fiereza, mi mano, parecía asegurarse de que no me escapase.
Era realmente lindo dormir con alguien de ese modo, podía escuchar su tranquila respiración, notar el calor que emprendía su cuerpo, era un calor distinto al que proporcionaba una cobija, definitivamente distinto, este calor; aunque se escuchara muy cursi, demostraba cuanto quería a esa pequeña.
Empecé a llorar en ese mismo instante, ¡cómo era posible que hasta ahora me diera cuenta de todo lo que era para mí Alyssa! ¡Ella, su risa, su alegría, y hasta sus reproches eran una de las pocas cosas que realmente necesitaba! Todo lo demás eran caprichos, desde los zapatos que compre la semana pasada hasta personas, incluyendo a mis amigas. Parecían insignificantes todas esas cosas al lado de esta pequeña. Supe sin lugar a dudas que daría todo para que ella no sufriera.
Quería estar más cerca de ella, verla crecer, apoyarla cuando más lo necesitara, simplemente quería quedarme y ser la hermana que, hasta ahora, no había sido.
Besé su cabeza y delicadamente la estreché hacia mí.
Esa noche fue inolvidable, definitivamente diferente del resto, no por la “sorpresa” que me dio Andres con su cabio de humor, tampoco fueron los dulces sueños que tuve, ni siquiera fue por el hecho de estar junto a mi hermana por primera vez desde que había nacido, no, esa noche fue diferente, fue mágica, porque por fin supe lo que era el amor hacia un hermano.

sábado, 26 de septiembre de 2009

20.1 Mr. Hyde

Estábamos en mi casa nuevamente, ahora ya no habían lágrimas, estábamos viendo una película, comedia para ser más exactos, ninguno de los dos supo que decir después de haber pasado mi llanto.
Dudo que Andres estuviera poniéndole atención a la película, estaba concentrado en algo; me preocupaba no saber qué había pasado en realidad, pero nada podía hacer para cambiarlo.
Los dos estábamos cansados y mañana llegaría Meg así que cuando los créditos de la película comenzaron Andres se fue.
Regresé a la cama con cierto temor, tendría pesadillas o dormiría inquieta, algo pasaría que perturbaría mi sueño pero nuevamente no podía evitarlo…

20. Mr. Hyde

Mi corazón desbocado empezó a latir fuertemente con ese sonido tan sencillo, debía de ser Andres. Corrí para abrir la puerta, estaba tan emocionada que me caí un par de veces hasta llegar a la puerta.
En mí recorrido mil y un posibilidades vinieron a mi mente, pero todas concordaban en lo mismo: sería una velada inolvidable.
Finalmente llegue a la puerta, la abrí delicadamente para disimular un poco mi emoción aunque eso para mí era imposible.
Y ahí estaba, parado frente a mí, con una leve sonrisa que me mataba y con sus ojos castaños brillando junto con la luna. Espere ansiosa a que dijera algo, aunque sea un hola, pero nada. Entonces fue cuando sus hermosos labios se abrieron para pronunciar unas palabras que no me esperaba.
-¿Puedo entrar a tu baño?
¡¿Qué?!!! ¡Esa era la gran sorpresa!, -calma- me dije- tal vez te lleve a algún lugar o algo.
-emm… sí claro- susurré
Se abrió paso hasta el pasillo donde se detuvo bruscamente, esperaba que se regresara y que me abrazara diciéndome un “hola te extrañe” pero no, sus palabras fueron demasiado bruscas, casi desgarradoras.
-¿y? ¡¿Por qué te quedas ahí parada?! ¡Yo no sé dónde está el baño!
Asustada por su actitud y su cara de hipocresía, me apresuré a mostrarle el baño.
Me senté a esperarlo en la sala, negándome a que esto estuviera pasando, Andres no era así, él era mi príncipe azul, no podía ser real que el monstro que entro a mi baño fuese Andres. Una lágrima recorrió mi mejilla con lentitud.
Mr. Hyde- me negaba rotundamente a que ese fuera Andres- salió del baño con una mejor cara.
Me pare inmediatamente para descubrir por que actuaba de esa manera y justo cuando me acerque a él, me abrazó como si no me hubiera visto en años y me pidió perdón.
No sabía que decir, estaba muy confundida!... tampoco sabía cómo reaccionar ante su cambio de humor tan repentino, solo sabía que esto no estaba bien.
-Hola- dije por primera vez desde que llego.
-¿Qué tienes cielo?- preguntó como si nada
-No sé, supongo que estoy cansada…
-Bueno… si eso es mejor dejo que descanse mi princesa- dijo con una expresión dulce- buenas noches.
Se dirigió a la puerta lentamente, seguro también estaba pensando en porque yo no hablaba. Cerró la puerta.
Me di cuenta de que, pasara lo que pasara, lo seguía amando, y no podía dejar que se fuera así nada más.
Corrí hacia la calle desesperada por sus besos, por sus caricias, necesitaba saber que él me quería y que nuestro amor sería capaz de sobrevivir a todo.
Mi mirada lo alcanzó rápidamente, el problema eran mis pies, no se movían a la velocidad que requería, estaba a media cuadra, aún lo podía alcanzar, lo tenía que alcanzar.
El único sonido que se escuchaba eran mis pisadas que retumbaban fuertemente con el piso, por suerte Andres fue capaz de escucharlas y volverse hacia mí en el momento exacto en que me lanzaba contra él, refugiándome así en sus brazos.
Llore desconsoladamente, no dijo ni una sola palabra, pero yo tenía una urgencia aún mayor. Alcé la cara, mire sus intensos ojos y bese apasionadamente sus labios.

19.¡¿Carritos?!

Convencí a Aly para que fuéramos a la pequeña plaza que me había enseñado Andres.
No me cabía por la cabeza como una niña pequeña en su vida había usado vestidos, Claro, eso debía ser obra de mi madre.
-¿Qué es vestido?- Había dicho la pequeña cuando le dije mi plan
-¿! No sabes que es un vestido!?
-Nop- contesto saltando
-Es como el que traes puesto.
-ehh??
-con más razón tenemos que ir- dije en respuesta a su mueca
Así que ahora nos dirigíamos al centro comercial “grande” por llamarlo de alguna manera, definitivamente esta ciudad no conocía el significado de centro comercial.
Cuando el taxi se detuvo enfrente baje a Aly junto con su pequeña mochila- algo que siempre cargaba- y nos dirigimos a la entrada.
-Woow..- dijo Aly con los ojos brillosos justo cuando entramos.
No aguanto más, pataleo hasta que la deje libre y empezó a correr tan pronto como sus pies tocaron el piso.
-¡Alyssa!!- grité como histérica cuando se separo de mi.
Corrí detrás de ella, parecía divertirle que yo la correteara y en vez de regresar conmigo, corrió más rápido. Se distrajo con una tienda de juguetes y eso me dio la oportunidad de alcanzarla.
-¿Podemos entlar?- pregunto la pequeña ya en mis brazos
-Solo si prometes no volver a correr, ¿de acuerdo?
-Ajam… ¡mira!- y giro su vista hacia unos carritos.
Ay no puede ser- pensé para mis adentros.
-¡Papá tiene muchios!- gritó emocionada recordando la gran colección de Ian: carros rojos.
-Pero nena… eso es para niños; las niñas jugamos con muñecas, como esas- le dije señalando unas lindas muñecas en el aparador.
-No- respondió terca- ¡yo quiero carro!
-Mira – “mi paciencia se agota” estaba a punto de decirle – vamos primero por ropa y luego regresamos, ¿sí?- esto último sonó más una orden que una sugerencia y la lleve a una tienda de ropa infantil.
Alyssa también se entusiasmó ahí pero no tanto como a la entrada de la plaza; sabía cuál era mi objetivo: los vestidos; así que jale a Aly, que ahora estaba sobre sus propios pies, hasta donde estaban los vestidos y faldas.
-Muy bien, llegamos; eso es un vestido Aly- declaré orgullosa señalando un hermoso vestido naranja.
Busqué rápidamente vestidos de la talla de mi hermana, me quedo un gran bulto así que fui descartando uno por uno, algunos los quitaba por su color, otros por la forma y a los demás por sus estampados. Ahora solo quedaban cuatro, le pedí a la señorita que me estaba atendiendo que los envolviera y me los cobrara.
Voltee a ver a Aly que estaba muy entretenida buscando cosas en mi bolsa.
-Ves, así es como se compran las cosas pequeña- susurre levemente.
-¿Ehh?
-Nada linda.
Después de un breve silencio llego la señorita con los vestidos.
-Aquí tienes, tienes que pagar en la caja- dijo tímidamente como si se dirigiera a un niño pequeño.
-Si ya se
Tomé a Aly nuevamente en brazos y fui a pagar. Aly estaba sorprendida por todo el dinero que me había gastado en ella, más específicamente en ropa. Estebamos a punto de salir para tomar un taxi cuando Alyssa recordó los carritos de la tienda de juguetes.
-¿y mi carrito?- preguntó indignada.
-Emm.. uh…, pero… ya no tengo dinero- vil mentira- y ni modo de que regresemos estos hermosos vestidos que te compre.
-¡Reglesalos! Yo quiero mi carrito
-Está bien, te voy a comprar uno pero muy chiquito eh?
-Sipi
Mi celular sonó, otra vez, conteste sabiendo perfectamente quien era.
-Hola Hall- dije sin ánimos, no me agradaba que Aly quisiera tener un carrito de juguete
-¡Hola! Ay que entusiasta estas hoy eh?, ¿Dónde estás?
-En el centro comercial
-Ah bueno entonces te dejo, te cuidas.-y colgó nuevamente.
No había recordado la “sorpresa” de Andres hasta que me llamo; Comencé a fantasear en que podría ser, tal vez una romántica cena bajo la luz de la luna, o… ¡Chloe vuelve a la realidad!- Me dije a mi misma.
Aly ya había escogido su juguete, un carro rojo para colmo.
-Muy bien, ahora vámonos- reproche enfadada mientras me daban mi cambio.
Alyssa ni me hiso caso, estaba muy entretenida tratando de abrir su nueva adquisición.
Tomamos un taxi de regreso a casa, eran las 9 de la noche y las dos estábamos agotadas, así que cuando llegamos dormí a Aly y cuando su respiración se profundizó me fui a dormir yo.
Justo cuando me disponía a dormir, tocaron la puerta.

miércoles, 16 de septiembre de 2009

18. Llanto

No tenía nada que hacer, Aly seguía dormida, mi madre no llegaría hasta mañana y Hallie y Andres se traían algo entre manos. Hubiera optado por leer pero no quería provocarme más sueños ridículos y menos si sabía que nunca se harían realidad, mínimo lo de bailar en pareja, Andres detestaba hacerlo; por supuesto que él siempre me había preguntado si quería bailar pero yo inmediatamente me negaba al ver su cara de reproche.
A mí se me hacía de lo más romántico el hecho de bailar, cada vez que no podía dormir, ponía mi CD favorito y comenzaba a dar vueltas imaginado que danzaba con mi príncipe azul- en este caso Andres- aunque en realidad “bailaba” con mi peluche más grande.
No pude callar mis risas cuando recordé los muchos moretones que me había dado por cerrar los ojos mientras daba volteretas; Aly se movió un poco, tratándose de acomodar nuevamente, supongo que no lo logro. Empezó a estirarse y con sus pequeños puños se talló sus ojos.
-¿Ya llegó mamá?- pregunto adormilada
-No nena
-¿Y cuándo va a venir?
-Mañana, ¿por?
-Es que la extraño- contestó entre sollozos
-…- ¡no sabía que contestar!, digo, yo no estaba lista para que llegara una niña pequeña y llorara enfrente de mí, lo único que hice fue abrazarla- ya, no llores, mañana llega
-Ujum…
¡Chin!, y ¿ahora?, que se supone que debo hacer…- pensé rápidamente en mis posibilidades, en realidad en la única posibilidad: llamar a Hallie.
Saqué mi celular y le llamé.
-Bueno -contestó al segundo toque
-Hall, Aly está llorando, ¿¡¿qué hago?!?
-¡Abrázala!
-¿Y luego que hago para que no llore?
-Espera a que se calme un poquito.
-Hall..!- gruñí impaciente
-Cuenta hasta diez y pregúntale por que llora.
-Ya sé por qué llora, ¡lo que quiero saber es como callarla!- grite desesperada mientras cargaba a la niña hasta la sala. Su llanto entalló y entre en pánico.
-¡Ya! Cálmate si, cuando tú te desesperas ella va a llorar más, ¿ok?- dijo bruscamente
-De acuerdo, de acuerdo, me voy a tranquilizar
-Cuenta hasta diez- escuche la leve voz de Hall entre los sollozos de la niña.
-Uno, dos, tres…- empecé a contar.
Aly trato de llorar más pero le gano la curiosidad y se cayó para dar paso a mi voz.
-Siete, ocho, nueve y diez- finalice definitivamente más relajada.
-Muy bien, supongo que Aly ya dejo de llorar, ¿verdad?, ya no la escucho.
-Sipi
-Ok, bueno te tengo que dejar porque mis hermanitos ya se están peleando de nuevo, chao. ¡Ah! Si, recuerda que me tienes que decir en qué lugar estas
-Adiós- cerré mi celular y mire a Alyssa- ¿y ahora que te esta pasando?
Ahora Aly reía, seguramente por mi cara.
-¡Eh!, que, ¿ahora te vas a burlar de mi?
Las risas explotaron cuando movió su cabeza de arriba para abajo, afirmando de qué se estaba burlando de mí.
-Ay nena…- dije con un suspiro.
Pronto esto se haría más común, no cabía duda de eso, pero si quería quedarme con mi novio tendría que acostumbrarme.
Ya que- me resigne en silencio.

domingo, 6 de septiembre de 2009

17. Libro

Perdonen por tardar tanto en subir el cap. jeje no he tenido mucho tiempo.., trataré de subirlos más rápido gracias!
AAh por cierto! hoy se cumplen dos meses del blog!!!!
--------------------------------------------------------------------------------------------
17.Libro
Aly siguió comiendo alegremente, no entendía como podía hacerlo… en fin.
-Oye pequeña, voy a vestirme, ahorita vuelvo
Con un simple ajam me dejo partir.
Mi maleta estaba atiborrada, como era de esperarse, Hallie me había metido más…
-¡Hallie!- grite cuando recordé lo que me había dicho en la noche.
Sin más pensarlo, busqué mi celular y marque aquel número tan familiar.
-¡Ahora si niña!- solté emocionada- dime cual es la sorpresa
-No
-¿Por qué no?- pregunté indignada- tengo derecho a saber
-Si te lo dijera ya no sería una sorpresa
-Por favor- le supliqué- dime dime ¡dime!
-Nop, pero si quieres ayudar a que sea más ro… - hiso una breve pausa, no quería decirme nada en concreto, no aún- más… genial, vas a tener que hacerme caso, sin reprochar.
Sabía que me convenía hacerle caso así que accedí, digo, ¿Qué tan malo podría ser?
Hallie me dijo que le tenía que avisar en donde estaría todo el día, según ella era circunstancial que le contara todos los pasos que dará.
Escogí una linda playera de corazones para ponerme ese día junto con mis jeans favoritos, de seguro Andrés se me aparecería por ahí y yo debía verme linda.
-Y… ¿qué quieres hacer hoy nena?- le pregunte cariñosamente a Aly.
-Nada- inocente, como siempre, sonó su voz
-¿Cómo que nada? Ay muchas cosas que podemos hacer…- yo de verdad quería salir…
-Mmm… ya se! Quiedo acostardme en el pasto y mirar las nubes.
-Pero…pero…
Aly puso cara de berrinche y como no quería que se enojara terminé cediendo.
Agarré un pequeño libro que estaba arrumbado en la sala, fui al jardín y me acomodé en la hamaca que se encontraba al final de este. Alyssa no tuvo opción y me siguió rápidamente por el jardín, Se acostó en el pasto y empezó a observar las nubes.
Que aburrido- pensé en mis adentros, como no se cansaba de nada más ver el cielo…
Abrí el libro y me dispuse a leerlo, era muy interesante, o al menos lo que llevaba, empecé a llorar en la cuarta página, ¡¿cómo era posible que me hiciera llorar un simple libro?! ¡Y a la cuarta página!, debía de admitir que se estaba volviendo un poco adictivo aquel libro, seguí leyendo; no sé cuánto tiempo duramos ahí pero para cuando logré despegar los ojos del libro Aly estaba dormida sobre el fino césped. No pesaba mucho en realidad y se me hizo fácil cargarla y ponerla en la hamaca junto a mí.
Estaba muy linda, con ese bonito vestido que le había puesto que incluso hacía contraste con sus mejillas coloradas y hasta parecía sonreír entre sueños.
Puse la primera hoja que me encontré entre las páginas del libro en función de separador, deje el libro en el césped y me uní a Aly.

(Sueño)
Estaba caminando en la calle, descalza (algo raro en mí), me sentía extraña, como si mis pies estuvieran pegados al suelo, sabía perfectamente que si yo quisiera estos se levantarían grácilmente, pero no, era mejor así, estaban seguros, pero… ¿seguros de que?..
No me había dado cuenta de mi vestimenta, era de otra época como de 1800, debía admitir que aquel vestido era hermoso, sus pliegues revoloteaban por el suelo como las olas del mar, de repente en vez de estar en la calle me encontraba en medio de un salón. Habían muchas parejas bailando al ritmo del vals…
(fin del sueño)

Brrr...
Maldito celular- murmuré
Un poco dormida conteste:
-Bueno
-¿Dónde estás?- pregunto ansiosamente Hallie.
-Dormida en el jardín- respondí de mala gana y colgué.
Busque a Alysssa con la mirada, seguía dormida junto a mí, bien. En mi rápida búsqueda me topé con el libro, lo agarré solo para aventarlo de nuevo, no volvería a leer justo antes de dormir.