sábado, 26 de septiembre de 2009

19.¡¿Carritos?!

Convencí a Aly para que fuéramos a la pequeña plaza que me había enseñado Andres.
No me cabía por la cabeza como una niña pequeña en su vida había usado vestidos, Claro, eso debía ser obra de mi madre.
-¿Qué es vestido?- Había dicho la pequeña cuando le dije mi plan
-¿! No sabes que es un vestido!?
-Nop- contesto saltando
-Es como el que traes puesto.
-ehh??
-con más razón tenemos que ir- dije en respuesta a su mueca
Así que ahora nos dirigíamos al centro comercial “grande” por llamarlo de alguna manera, definitivamente esta ciudad no conocía el significado de centro comercial.
Cuando el taxi se detuvo enfrente baje a Aly junto con su pequeña mochila- algo que siempre cargaba- y nos dirigimos a la entrada.
-Woow..- dijo Aly con los ojos brillosos justo cuando entramos.
No aguanto más, pataleo hasta que la deje libre y empezó a correr tan pronto como sus pies tocaron el piso.
-¡Alyssa!!- grité como histérica cuando se separo de mi.
Corrí detrás de ella, parecía divertirle que yo la correteara y en vez de regresar conmigo, corrió más rápido. Se distrajo con una tienda de juguetes y eso me dio la oportunidad de alcanzarla.
-¿Podemos entlar?- pregunto la pequeña ya en mis brazos
-Solo si prometes no volver a correr, ¿de acuerdo?
-Ajam… ¡mira!- y giro su vista hacia unos carritos.
Ay no puede ser- pensé para mis adentros.
-¡Papá tiene muchios!- gritó emocionada recordando la gran colección de Ian: carros rojos.
-Pero nena… eso es para niños; las niñas jugamos con muñecas, como esas- le dije señalando unas lindas muñecas en el aparador.
-No- respondió terca- ¡yo quiero carro!
-Mira – “mi paciencia se agota” estaba a punto de decirle – vamos primero por ropa y luego regresamos, ¿sí?- esto último sonó más una orden que una sugerencia y la lleve a una tienda de ropa infantil.
Alyssa también se entusiasmó ahí pero no tanto como a la entrada de la plaza; sabía cuál era mi objetivo: los vestidos; así que jale a Aly, que ahora estaba sobre sus propios pies, hasta donde estaban los vestidos y faldas.
-Muy bien, llegamos; eso es un vestido Aly- declaré orgullosa señalando un hermoso vestido naranja.
Busqué rápidamente vestidos de la talla de mi hermana, me quedo un gran bulto así que fui descartando uno por uno, algunos los quitaba por su color, otros por la forma y a los demás por sus estampados. Ahora solo quedaban cuatro, le pedí a la señorita que me estaba atendiendo que los envolviera y me los cobrara.
Voltee a ver a Aly que estaba muy entretenida buscando cosas en mi bolsa.
-Ves, así es como se compran las cosas pequeña- susurre levemente.
-¿Ehh?
-Nada linda.
Después de un breve silencio llego la señorita con los vestidos.
-Aquí tienes, tienes que pagar en la caja- dijo tímidamente como si se dirigiera a un niño pequeño.
-Si ya se
Tomé a Aly nuevamente en brazos y fui a pagar. Aly estaba sorprendida por todo el dinero que me había gastado en ella, más específicamente en ropa. Estebamos a punto de salir para tomar un taxi cuando Alyssa recordó los carritos de la tienda de juguetes.
-¿y mi carrito?- preguntó indignada.
-Emm.. uh…, pero… ya no tengo dinero- vil mentira- y ni modo de que regresemos estos hermosos vestidos que te compre.
-¡Reglesalos! Yo quiero mi carrito
-Está bien, te voy a comprar uno pero muy chiquito eh?
-Sipi
Mi celular sonó, otra vez, conteste sabiendo perfectamente quien era.
-Hola Hall- dije sin ánimos, no me agradaba que Aly quisiera tener un carrito de juguete
-¡Hola! Ay que entusiasta estas hoy eh?, ¿Dónde estás?
-En el centro comercial
-Ah bueno entonces te dejo, te cuidas.-y colgó nuevamente.
No había recordado la “sorpresa” de Andres hasta que me llamo; Comencé a fantasear en que podría ser, tal vez una romántica cena bajo la luz de la luna, o… ¡Chloe vuelve a la realidad!- Me dije a mi misma.
Aly ya había escogido su juguete, un carro rojo para colmo.
-Muy bien, ahora vámonos- reproche enfadada mientras me daban mi cambio.
Alyssa ni me hiso caso, estaba muy entretenida tratando de abrir su nueva adquisición.
Tomamos un taxi de regreso a casa, eran las 9 de la noche y las dos estábamos agotadas, así que cuando llegamos dormí a Aly y cuando su respiración se profundizó me fui a dormir yo.
Justo cuando me disponía a dormir, tocaron la puerta.

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