sábado, 20 de febrero de 2010

29. ¡Victoria asegurada!

Hall estaba dispuesta a estar con migo cuando le dijera a mi padre sobre mi grandiosa “idea” para pasar más tiempo con Aly, pero yo sabía que tenía que enfrentarlo sola, así que ahí estaba en espera a que llegara la hora de irse a la cama para que yo pudiera aparecerme por el estudio. Toqué la puerta pero al no notar ninguna diferencia abrí la puerta ligeramente hasta que mi cabeza pudo asomarse al interior del cuarto.
-Papi- susurré con dulzura
-¿Que paso pequeña?- me preguntó mientras hacía a un lado los papeles que estaba organizando, hasta ahora todo iba muy bien.- Ven, siéntate.
Me dirigí alegremente hacia la silla enfrente de él y dude un poco si sentarme o no pero al fin de cuentas lo hice.
-Bueno… es que…- no sabía cómo empezar, pero la suerte estaba de mi lado y Aaron continuo.
-¿Cómo te la pasaste allá Chloe? – contestó realmente interesado al tema
-Muy bien, todo es tan verde por allá y tiene un clima muy agradable, me divertí mucho con Alyssa- la alegría saltaba de cada palabra pronunciada de mi boca y Aaron era el primero en notarlo.
- Que bueno que te hayas divertido- contestó con una sonrisa franca- y bueno, ¿de qué querías hablar?
-De eso, precisamente -Aaron se me quedo viendo fijamente tratando de averiguar mis intenciones pero no encontraría nada hasta que lograra sacarlo de mi boca- Es que… estando allá me di cuenta de me encariñe demasiado con Aly y de verdad la extraño… y bueno… me gustaría pasar una temporada allá…
-¿SEGURA?- fue lo primero que dijo mi padre después de una prolongada pausa llena de incomodidad.
-Sip
-Bueno… pero eso tendrías que verlo con Megan – dijo tratando de quitarse la carga de encima.
-Seguro que no se opondrá- dije muy confiada de mi misma
-Y ¿Por cuánto tiempo sería?- las frases de victoria ya empezaban a sonar en mi cabeza.
-Bueno… como ya casi se acaba el verano… me gustaría pasar el próximo semestre allá…
El silencio reino nuevamente pero esta vez no me preocupe tanto, tenía puesta su cara de “estoy pensando” así que esperaba que aceptara y me dejara continuar con mis planes.
-Bueno Chloe… es un poco precipitado, ¿no lo crees? Pero… supongo que si Meg no tiene problemas… tampoco los abra para mí.
-¡Sí!! ¡Gracias papi!- grité llena de emoción al darme cuenta de que grandes problemas se habían resuelto, atravesé el escritorio para abrazarlo
-Pero tengo que hablar primero con tu madre para saber si ella puede recibirte en su casa.
-¡Si! ¡sí! No creo que haya problema, estoy casi segura que aceptara
-Bueno… pero ahora vete a dormir princesa porque ya es tarde
-Pero papá… apenas son las nueve… tal vez una hora más, o dos…
-Chloe- dijo acompañado con un suspiro- ya es tarde y necesitas descansar, mañana te voy a levantar temprano
-Bueno…- respondí con un puchero, odiaba levantarme temprano en vacaciones- gracias papi, que duermas bien.
-Buenas noches
Y con eso fue asegurada mi victoria. Fui a mi adorado cuarto, estos últimos días lo había extrañado muchísimo, extrañaba su olor, los colores pero sobre todo extrañaba a mi cama, no era lo mismo dormir en una cama matrimonial y apompada que en una individual y rígida. Me tumbé en mi camita, cerré mis ojos y me sentí verdaderamente en casa.
Estando ahí acostada recordé esa espinita que me molestaba desde hoy en la mañana: Andres, pero ahora no le veía mucha importancia por que cuando le diera la gran noticia de seguro brincaría de emoción, también tenía que informarle de mi victoria a otra personita a la cual no le agradaría mucho… Hallie
Me iba a doler decírselo y mucho más dejarla aquí, sola, porque aunque lo aparentaba Hall no era una persona social, yo era la única verdadera amiga con la que ella contaba y, a partir de que me mudara, sabía que la dejaría sin nadie en quien confiar, la dejaría con la sensación de perdida durante un largo tiempo hasta que lograra encontrar algún otro hombre en el cual recargarse…Llevé a mis pensamientos hasta lo más profundo de mis sueños, esa noche, por fin pude dormir en paz.

viernes, 19 de febrero de 2010

28. Problemas, soluciones y diferencias

-Bueno… y que piensas?- concluí con esas dos palabras mi plan “macabro”
-bueno… no suena tan mal, hasta creíble me atrevo a confesar
-genial!!, aunque espero que no se vea sacado de una telenovela
-¡¿lo sacaste de una telenovela?!- preguntó incrédula Hallie, ¿a caso me creía capaz de hacer eso?
-¡No! Obvio que no niña, no soy tan tonta, pero ¿a poco no sería un buen melodrama?
-sin duda alguna- contestó entre risas mi pequeña amiga.
La idea era la siguiente: yo pondría como pretexto a mi pequeña hermana Alyssa para poder mudarme, le diría a Aaron que me había encariñado mucho con ella y que quería pasar algún tiempo por allá, además de que un poco de sol no me haría daño. Le veía esperanzas al plan porque, en realidad, yo si sería capaz de hacer eso, estaría dispuesta a pasar una larga temporada en esa ciudad pequeña, acogedora y soleada para estar cerca de ese pequeño monstruito lleno de risas y alegría. Era gratificante estar allá, así como dicen mis amigos de la infancia Timón y Pumba: sin preocupaciones.
Sabía que sería difícil decirle a mi padre que prefería estar con Meg y con Aly que con él pero esperaba que lograra comprenderlo y dejarme pasar aunque sea, un semestre allá; y por Meg e Ian no habría mucho problema, a mamá le encantaba que la fuera a visitar porque distraía a la niña y la ayudaba en diversas cosas; así que solo quedaba un ligero problema: Andres. Iba a tener que enfrentarlo de una u otra manera, teníamos que reconciliarnos para así poder empezar de nuevo con una “nueva vida”… pero… ¿Cómo explicarle mi cobardía? ¿Cómo decirle que no soporté verme en esa situación y decidí huir? Lo mejor sería hablarle mañana, o tal vez pasado, una vez que ya se hubiese tranquilizado para poder hablar serenamente con él y decirle, de una vez por todas, lo que planeaba desde hace tanto tiempo; reaccionaría rápido, exigiendo una razón concreta del por qué ocultarlo, es estaba casi seguro, y sería sincera con mi respuesta, le diría la verdad “sabía que te opondrías amor” ese sería mi diálogo y que finalmente todo se pondría en el lugar en el que debería de estar; los dos juntos en donde quiera que eso fuera, queriéndonos hasta la infinidad.
Aunque debía de ser franca con migo misma y admitir que extrañaría los pequeños detalles que hacían a la Ciudad de México tan distintiva, como el ajetreo cotidiano, el sorprenderte cuando el cielo se alegraba un poco y dejaba su tono habitual gris para convertirse en un ligero azul grisáceo, los inmensos centros comerciales, y la oportunidad que cada puente te ofrecía para pasearte por él centro de la ciudad aprovechando que la mayoría de los habitantes se iban a visitar familiares o simplemente a disfrutar su prolongado fin de semana y dejaban despejadas carreteras y avenidas para que no te tardaras tanto en llegar a tu destino, aunque claro, era un poco estresante vivir aquí.
Para cada persona existen sus gustos y después de pasar unos cuantos días en Querétaro comprendí los gustos de mi madre, era difícil no enamorarse de aquella ciudad, todo tan verde y soleado que sentías que era otro mundo, el aire tan puro y sobre todo la tranquilidad que el lugar emanaba, las personas se notaban más alegres o al menos no tan afectadas por el estrés e incluso podías ver a niños jugando en la calle con la seguridad de que no les pasaría nada, era un lindo lugar para vivir, algo que de seguro le habría fascinado a Megan y por eso, supuse yo, había dejado su vida llena de lujos como una empresaria importante para tomarse la vida más despacio.Desafortunadamente no podía detenerme tanto tiempo pensado en la diferencia de esas dos ciudades que me agradaban tanto, no, definitivamente no tenía tiempo, ahora en lo que debía concentrar mi atención era en cómo decirle a Aaron mi decisión.

miércoles, 10 de febrero de 2010

27. Ayudame

-¿enserio eso fue lo que paso?- tartamudeo Hallie cuando termine de contarle todo, me limite a asentir - ¿¡como se atreve!? ¡Lo odio! Ahora si tendrás que darme la razón, ves! Te dije que no tenías que mudarte solo para seguir a ese tipejo
-Hall…
-wii!! Ahora si vamos a estar más juntas que antes, qué bueno que ya no estás con ese…- dudo, parecía estar buscando las palabras apropiadas- ese hijo de la verdolaga!
-Hall… todavía no se qué hacer…
-¿Cómo que qué vas a hacer?- preguntó indignada- pues… ¡desistir de tu alocado plan niña!
-Hall… es que no puedo…
-eh? ¡Claro que puedes! Si no, ¿Por qué estás aquí?
-¡para adelantar todo! No puedo dejar las cosas así… necesito… necesito ir y recuperarlo
-Chloe… esa es una muy mala idea, ya mejor deja todo como está, ¡no le busques soluciones por qué no las vas a encontrar!
Hallie me había tomado por los hombros sacudiéndome frenéticamente tratando de que yo entrara en razón, Mis ojos comenzaron a humedecerse y mis labios a fruncirse con desesperación, no aguantaba más, no iba a soportar este drama yo sola así que suplique por un poco de comprensión.
-Hallie… es que… es que yo lo quiero…- ella me miro atentamente, fijándose primero en mi rostro para después desviar la mirada hacia sus pies, debía resultarle devastador verme así pero no tenía la fuerza necesaria para poder ocultarlo; después de un breve silencio susurré lo único que podía salir de mis labios- Hall… no quiero perderlo… ayudame…
La reacción de Hallie me sorprendió por completo, por lo general ella no dudaba en decir las cosas claramente, estaba casi segura de que se negaría rotundamente y que al final yo tendría que arreglármelas sola, pero esta vez parecía que en realidad me ayudaría… mostró su puchero usual cuando no le complacía algo seguido de su cara de compasión para cerrar su decisión con un leve asentimiento de cabeza, me lancé hacia ella en cuanto acepto a ayudarme, me sentía tan agradecida de que me fuera a hacerlo que deje salir las lágrimas restantes para quedar, nuevamente, con los ojos secos.
-bueno… ¿pero qué vamos a hacer?- preguntó llena de incertidumbre mientras me consolaba con un cálido abrazo- si quieres adelantar todo primero tenemos que conseguir una buena escusa para que te puedas mudar, y además conseguir un lugar en la escuela de Andrés
-si… ay mucho por hacer…
-ammm…. A ver, podríamos decir que encontraste una maravillosa escuela por allá y que te encanto el plan de estudio
-mmm… no creo que funcione- repliqué- para eso tendríamos que hallar la escuela primero… y Aaron querría ir a verla, es muy complicado…
-Cierto… mmm… que más, que más… podrías decir que te hartaste de la vida en la ciudad aunque eso sería muy poco probable…
-Si- solté con una estruendosa risa- sería más fácil que la ciudad se hartara de mi que yo de ella
La risa de Hallie fue tan sincera que me convenció de que hacía lo correcto aunque ella misma fuera la primera en negarlo. Seguimos buscando soluciones hasta que empezamos a inventar tonterías tipo “le puedes decir a Aaron que no te gusta la pared de su cuarto de estudio y que ya no soportas más estar ahí”, después de mucho reír se me ocurrió una escusa que, si bien nos iba, funcionaría.