miércoles, 10 de febrero de 2010

27. Ayudame

-¿enserio eso fue lo que paso?- tartamudeo Hallie cuando termine de contarle todo, me limite a asentir - ¿¡como se atreve!? ¡Lo odio! Ahora si tendrás que darme la razón, ves! Te dije que no tenías que mudarte solo para seguir a ese tipejo
-Hall…
-wii!! Ahora si vamos a estar más juntas que antes, qué bueno que ya no estás con ese…- dudo, parecía estar buscando las palabras apropiadas- ese hijo de la verdolaga!
-Hall… todavía no se qué hacer…
-¿Cómo que qué vas a hacer?- preguntó indignada- pues… ¡desistir de tu alocado plan niña!
-Hall… es que no puedo…
-eh? ¡Claro que puedes! Si no, ¿Por qué estás aquí?
-¡para adelantar todo! No puedo dejar las cosas así… necesito… necesito ir y recuperarlo
-Chloe… esa es una muy mala idea, ya mejor deja todo como está, ¡no le busques soluciones por qué no las vas a encontrar!
Hallie me había tomado por los hombros sacudiéndome frenéticamente tratando de que yo entrara en razón, Mis ojos comenzaron a humedecerse y mis labios a fruncirse con desesperación, no aguantaba más, no iba a soportar este drama yo sola así que suplique por un poco de comprensión.
-Hallie… es que… es que yo lo quiero…- ella me miro atentamente, fijándose primero en mi rostro para después desviar la mirada hacia sus pies, debía resultarle devastador verme así pero no tenía la fuerza necesaria para poder ocultarlo; después de un breve silencio susurré lo único que podía salir de mis labios- Hall… no quiero perderlo… ayudame…
La reacción de Hallie me sorprendió por completo, por lo general ella no dudaba en decir las cosas claramente, estaba casi segura de que se negaría rotundamente y que al final yo tendría que arreglármelas sola, pero esta vez parecía que en realidad me ayudaría… mostró su puchero usual cuando no le complacía algo seguido de su cara de compasión para cerrar su decisión con un leve asentimiento de cabeza, me lancé hacia ella en cuanto acepto a ayudarme, me sentía tan agradecida de que me fuera a hacerlo que deje salir las lágrimas restantes para quedar, nuevamente, con los ojos secos.
-bueno… ¿pero qué vamos a hacer?- preguntó llena de incertidumbre mientras me consolaba con un cálido abrazo- si quieres adelantar todo primero tenemos que conseguir una buena escusa para que te puedas mudar, y además conseguir un lugar en la escuela de Andrés
-si… ay mucho por hacer…
-ammm…. A ver, podríamos decir que encontraste una maravillosa escuela por allá y que te encanto el plan de estudio
-mmm… no creo que funcione- repliqué- para eso tendríamos que hallar la escuela primero… y Aaron querría ir a verla, es muy complicado…
-Cierto… mmm… que más, que más… podrías decir que te hartaste de la vida en la ciudad aunque eso sería muy poco probable…
-Si- solté con una estruendosa risa- sería más fácil que la ciudad se hartara de mi que yo de ella
La risa de Hallie fue tan sincera que me convenció de que hacía lo correcto aunque ella misma fuera la primera en negarlo. Seguimos buscando soluciones hasta que empezamos a inventar tonterías tipo “le puedes decir a Aaron que no te gusta la pared de su cuarto de estudio y que ya no soportas más estar ahí”, después de mucho reír se me ocurrió una escusa que, si bien nos iba, funcionaría.

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