sábado, 1 de agosto de 2009

13.Solas

Los días pasaron rápidamente, me habían dado permiso para visitar a Aly así que el viernes empaqué maletas y fui a Querétaro.
Por desgracia Hall no pudo acompañarme, esta vez yo iría sola, tampoco Andrés estaba, se había ido de vacaciones a no sé dónde.
Iba a pasar todo el fin de semana encerrada en la casa de Meg, al menos podía llevar a Alyssa a algún lado.
Al legar me recibió Ian, me caía muy bien, en realidad lo consideraba, no como al típico padrastro maligno que siempre ponen en las películas, si no como un buen amigo de la familia.
Aly gritó de emoción en cuanto me vio, corrió hacia mí de tal forma que su cabello rubio parecía brillar bajo la leve luz del sol. Se veía tan adorable…
Tenía un plan raro, no tenía nada que hacer y este fin de semana sería el aniversario de Meg e Ian, había ahorrado lo suficiente para que se fueran el fin de semana a un hotel bonito cerca de la ciudad. Claro sin Aly, por eso yo me quedaría a cargo en la casa a cuidarla.
Yo sé que puedo ya soy lo suficientemente grande como para cuidar a mi hermanita- me decía una y otra vez en mi mente- además tengo un plan “b”, si no puedo sola me regreso a mi casa con todo y hermanita. No. No voy a necesitar un plan “b”, el plan “a” si va a funcionar!
Y así, guiada por mi terquedad, fue como despedí a Meg e Ian, quedándome completamente sola con una pequeña de dos años y medio.
No tenía ni idea de gustaba, pero tampoco podía preguntarle así nada más.
-Y bien… ¿Qué te gustaría que hiciéramos linda?
-adivina- era el colmo
-mmm… quieres jugar… ¿a las muñecas?
-Nop
-Ok, no, entonces… ¿quieres ver tele?
-Nopi
-¿quieres… que te peine?
-¡no!- chillo- quiedo ir al paque
-¿¿Al parque??
-Sí.
-¿Dónde está el parque Aly?
Me tomo de la mano y me llevo a la salida.
-¡hey!, tengo que ir por mis cosas primero
-¿Onde están?
- En el cuarto
Sin más Aly corrió al cuarto y trajo mi bolsa junto con mi suéter.
-Ahh, claro
Ya con mis cosas salimos de la casa, caminamos dos cuadras y encontramos un parque pequeño que solo tenía columpios, una casita y una rueda extraña con sillitas en la que se subían los niños y daban vueltas sin parar. De pequeña solía juagar mucho en ese juego, era mi favorito, lástima que ya no podía subirme. Me di cuenta de que Alyssa ya no estaba conmigo.
-¿Aly?, ¡Aly!- la busque desesperadamente con la mirada.
Ahí estaba, había corrido en dirección a los columpios.
-¡Alyssa! Me asustaste nena- me miraba con ojos tristes, con lágrimas asomándose en el borde de sus ojitos- ya no llores linda.- la abrace tiernamente mientras las lágrimas paraban.- es que… te quiero mucho, y me asuste…
-mi dedito…- y se echo a llorar otra vez
-¿tú dedo?- pregunte extrañada
Alzó su mano, enseñándome el dedo índice que en estos momentos se encontraba rojo
-Ay… mi vida!- exclame en cuanto me di cuenta de que se había machucado- ven vamos a casa.

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